lunes, 7 de diciembre de 2009

Ojos

Ella le miró con curiosidad por encima del vaso entre sorbitos de ese batido de vainilla natural que siempre pedía. Con esa mirada que siempre le había hecho sentirse totalmente desnudo, como si pudiese leer su mente y fuese capaz de conocer todos y cada uno de sus pensamientos.

Como cuando que se cayó del columpio por culpa de fijarse en esa nueva vecina con dos coletas y su madre le regañó por no tener cuidado y rasgar los pantalones nuevos. O aquel San Valentín en que ella se dio cuenta de que el dibujo de dos palomas garabateadas con ceras de colores alrededor de un corazón que apareció en su cajonera era suyo y se rió con su compañera de pupitre. O cuando sus ojos se clavaron en él mientras estaba ensimismado admirando como había cambiado tras las vacaciones y la pubertad empezaba a moldear su cuerpo haciéndole bajar la vista avergonzado. También el día que borracho maldijo a la humanidad cuando aquel falso profeta de sombrero bohemio la engatusó con historias de filosofía barata y le pidió perdón con ojos de culpabilidad. Por supuesto cuando por primera vez bajo la tenue luz de la luna de verano se besaron y amaron hasta que cayeron exhaustos y estuvo toda la noche contemplándola. Ese viaje en el que ella rió hasta llorar mientras intentaban explicarle a aquel polaco por signos que necesitaban llegar al aeropuerto antes de que despegara el avión. Y la vez que colocó el felpudo tan gracioso con forma de zapatillas en la puerta de una casa vacía que a partir de entonces llamarían hogar.

Él empezó a hablar y antes de que pudiera articular palabra ella le rodeo con sus brazos y con esos labios siempre dulces y frescos le besó mientras unas lágrimas de felicidad se deslizaban por su mejilla. Intentó acabar la frase, pero ella interpuso su índice entre ambos labios, abrió su boca y dijo:

-Sí, quiero.



The Killers - Read My Mind
Sam´s Town, 2007 Island/Mercury Records

Letra:
http://www.metrolyrics.com/read-my-mind-lyrics-the-killers.html

jueves, 28 de agosto de 2008

8. El viaje

Un viaje empieza en un punto y termina en otro. Estamos en el punto de partida y elegimos el destino, aunque realmente suele ser éste el que nos elige a nosotros. Pero a veces hay un problema que consiste en que no tenemos claro a donde queremos llegar, y entonces nuestra vida se convierte en una sucesión de múltiples lugares de paso, en los que nos vamos desesperando porque parece que nunca vamos a llegar a donde nos habíamos propuesto.

Conducía hacia uno de esos lugares, aunque quería que su estancia fuera breve. Sólo quería coger aire y reflexionar en ese sitio. Mientras ciudades y bosques iban quedando atrás, en su espejo retrovisor veía una sucesión de recuerdos en blanco y negro, incluso algunos que todavía tenían algún matiz de color, aunque el número de estos cada vez era menor. Vivía en una vida monocroma, porque nada de lo que le ocurría en los últimos tiempos parecía ser suficiente para teñir su vida. De todos modos, incluso los recuerdos de los que conservaba una imagen más nítida se iban diluyendo. Tenía claro que estaban en el pasado, pero no era capaz de borrarles porque nada les sustituía. Apuró un cigarrillo y soltó el humo despacio. La carretera estaba vacía, como su alma. Llevaba mucho tiempo deseando llenarla, pero cuanto más deseaba que algo se moviera dentro de ella, más sentía que perdía su contenido.

¿Por qué tanto empeño en conseguir algo que no sabes si ni siquiera te va a hacer mejor? Odiaba a todo el que se compadeciera de él. Tenía un gran defecto, su orgullo. Era consciente de ello, y ni siquiera consideraba que fuera un defecto, simplemente era una proyección de su superioridad sobre el resto. Un genio incomprendido que buscaba inspiración. La locura llamaba a su puerta cada mañana, y cada vez se hacía más difícil rechazarla. De hecho cada vez en más ocasiones sentía el deseo de abrazarla y dejar que fuera ella quien tomara las decisiones por él.

El la aguja del velocímetro se acercaba cada vez más al límite, sus músculos se pusieron en tensión, y descendió el pié al máximo. Ya no era él quien tomaba las decisiones. Quería llegar cuanto antes y descansar. Se tumbaría en su pradera y contemplaría como el mundo dejaba de girar y la paz volvía a su ser. Ya dudaba de todo, pero seguía confiando en que el universo todavía tenía algo que ofrecerle. ¿Merecía la pena creer en algo o existía algo en lo que todavía merecía la pena creer? Esperanza. No debía haberla perdido, pero lo había hecho. ¡Maldito imbécil!

La primera parte del viaje concluyó. Era muy tarde para yacer en el césped. La humedad agarrotaría sus huesos y no sería bueno para su cuerpo. Pero se lo merecía por torturar a su mente. De todos modos todo seguiría igual al día siguiente. Sería sólo un nuevo día soleado aquí en la tierra de Babilonia.


Letra: http://www.mp3lyrics.org/s/strung-out/king-alvarez/

jueves, 3 de julio de 2008

7. Desnudo

Nunca sabemos del tiempo de que disponemos para las cosas importantes. Nunca sabemos si tendremos otra oportunidad si dejamos pasar ésta que se nos presenta. Podemos ser previsores o arriesgarnos, pero ninguna de las dos opciones nos asegurará nada, simplemente nos mostrará el tipo de persona que somos o hasta dónde estamos dispuestos a llegar.

Subió las escaleras trastabillándose, jadeando del esfuerzo y deseando ponerse en marcha. Cogió lo necesario para llegar al primero de sus destinos, donde reflexionaría sobre el siguiente de sus movimientos. Era necesario no olvidar nada, no tenía pensado volver pronto, ni debía, había llegado el momento. De repente se detuvo ante una foto que permanecía semioculta bajo una pila de ropa. La cogió y la observó con calma. Un pequeño suspiró surgió de su alma. Cómo habían cambiado las cosas. Cómo había cambiado él. Nada tenía que ver con aquel que era entonces, y le envidiaba. Dejó la foto en el mismo sitio donde la encontró. Se quitó la ropa y se metió en la ducha. Dejó que el agua recorriera todos sus poros sin moverse. Miraba hacia los dedos de sus pies cómo el líquido arrancaba todos y cada uno de sus pensamientos. Permanecía quieto, desnudo, sin toda esa ropa que le sobraba, vestido de convicción. Su corazón latía despacio y sentía como la sangre fluía por todo su cuerpo. Era una sensación maravillosa, sus lágrimas de felicidad se mezclaban con el agua que caía sobre él dándole el calor que necesitaba para seguir vivo. Escuchó un murmullo familiar, parecían graznidos de gaviotas...

Caían gotas desde un cielo encapotado, siempre encapotado. Desde aquella ladera podía contemplar el mar, incluso podía sentir la fuerza con la que rompían sus olas pese a la distancia. Si se giraba en redondo podía ver aquel castillo, y aquellos rincones en los que paseó con ella. Sí, un año antes de aquello no se hubiera creído lo que estaba haciendo, pero no sólo estaba allí, sino que fue él el que tomo la decisión. Una cerveza, dos sillas y una chimenea fueron sus consejeras. No necesitó nada más. Encaró el futuro sin conocer el presente y eso era lo que tenía que hacer ahora. Pero esta vez lo haría solo. Debía aprender a hacerlo.

Dejó atrás todos esos recuerdos, que se escurrieron por el desagüe. Hubiera seguido recordando para siempre, habría detenido el reloj en ese momento con el agua recorriendo su piel mientras recordaba todo aquello que le hizo sonreír por el mismo hecho de sonreír. Pero sería como seguir viviendo esta vida de mentira a la que estaba abocado. Sacudió su cabeza, miró al frente y salió por la puerta. Tenía que empezar un viaje.


Nueva Vulcano - Quiromancia
Principal Primera. BCore 2004

Letra: "Sigo tus pasos hacia donde nunca he ido. No me importa decir que vengo desde donde nunca he salido. El cambio de estación desordena tu pelo. El futuro sin pies en el suelo. Nuestras palmas son una red de cables y vías. Quiero fundir las tuyas con las mías. No tengo horario. He perdido un tren y 1300 días. Dentro de que bloque estas? quiero amasarte, así cambiaras líneas en mis manos, que van a decirte: -Todo parece muy simple si la soledad es compartible-. Sin toda la ropa que nos sobras. Vestidos de convicción. Son eso complejos de clase o solo urgencias cotidianas que hacen que no sepa tu nombre?"

miércoles, 11 de junio de 2008

6. Gravedad

No era la primera vez que se despertaba en esta cama. A su izquierda había un hueco que hasta hacía pocos minutos estaba ocupado por ella. Se estiró pero volvió a retorcerse entre el edredón. La oía moverse por la planta de abajo. No era la primera vez que compartían una noche, de hecho, era muy probable que no fuera la última. Apareció por la puerta y le sonrió. Intentó esbozar una sonrisa y contuvo un bostezo, una mueca indescriptible fue el resultado final. No era la primera vez que se despedían como si fueran desconocidos. Realmente era la piedra angular sobre la que apoyaban su relación. Era los perfectos conocidos desconocidos.

Era mediodía, nunca se quedaba a comer. Era un acuerdo tácito. Le encantaba que las cosas fluyeran con naturalidad, nunca se planteaba las cosas excepto que fuera estrictamente necesario. Arrancó y se dirigió de nuevo a la jungla de asfalto. Conducir le distraía, de hecho era uno de sus mayores placeres. Sobre todo le gustaba hacerlo solo. Podía pasar horas al volante y todos sus problemas se hacían más pequeños. Rebuscó entre sus CD el ideal para este momento. Quería recordar los viejos tiempos, así que escogió aquel recopilatorio que todos conservamos como un pequeño tesoro donde guardamos nuestra adolescencia y que suele coger polvo hasta que le sacamos de su escondite y que tiene el poder de contagiarnos de una feliz nostalgia. Puede parecer paradójico, pero el que todavía conserve esos discos sabe que es verdad. Entre canciones de 4 acordes y mezclas imposibles surgió aquella canción que casi no recordaba. Es divertido cómo las cosas cambian cuando se contemplan las etapas anteriores de la vida con la perspectiva que nos da la edad. Los problemas que le hacían hundirse en un pozo sin fondo se convertían en simples anécdotas que contar en reuniones de amigos.

Pensó en su vida, un bucle que se repetía de manera cíclica, del cual parecía imposible escapar. Pero repasando sus últimos meses parecía que algo había cambiado. Sintió un picor en su mano derecha, la miró y no estaba allí. De repente su asiento dejó de sostenerle y cayó. Ya no estaba en el coche. De hecho no estaba en ninguna parte. Miró a su alrededor y todo era negro, no oscuro, simplemente la nada... o el todo. Poco a poco aparecieron pequeños puntos luminosos que se iban uniendo creando un universo a su alrededor. Flotaba en una nube de recuerdos, moviéndose con total libertad a través de ellos, Surgían como nebulosas en las que se introducía y de las cuales absorbía conocimiento. No había gravedad capaz de atarle al suelo, se sentía dueño de su vida por primera vez. Todo le parecía nítido, tenía sentido. Una inmensa felicidad le embriagaba, tenía la solución al alcance de su mente.

Y entonces, esa misma gravedad que había desaparecido volvió a ejercer su influencia y cayó. Abrió los ojos, y se encontraba aparcado frente a su casa. La sensación de malestar general volvió a atacarle, pero esta vez sólo era físico. Su mente estaba clara. Quizá esta vez hubiera vencido al destino. ¿Era posible que yendo en contra de todo lo que había considerado como reglas morales de obligado cumplimiento hubiera logrado salir aquella espiral? Necesitaba pensar en ello, necesitaba tiempo, pero, ¿de cuánto disponía?


Los Piratas – Caótico neutral
Ultrasónica, 2001. Warner
Letra: http://www.lyricsdownload.com/piratas-los-caotico-neutral-lyrics.html

jueves, 5 de junio de 2008

5. Ascensión

Cualquier sitio era bueno para dejar su imaginación volar. Sólo tenía que planteárselo. Podía estar ensimismado en pleno concierto, disfrutando de la compañía de sus amigos o en una manifestación contra lo que fuera. Su mente era un lugar donde siempre podía reposar tranquilo, siempre que no le atormentasen remordimientos o se sintiera frustrado. Y aún así, si lograba separarse de la realidad era capaz de abstraerse en un paraíso placébico. Disfrutaba recreando batallas épicas, amores imposibles o simples divertimentos cotidianos.

En ese rincón de su mente siempre tenía la ventaja sobre su inconsciente y sobre el destino. Pese a su ensoñación podía controlar todos los aspectos de la historia y modificarla a su antojo, aunque a veces la dejaba fluir de manera natural, no es necesario tocar ciertas teclas cuando todo está funcionando. Las historias de ficción son como las reales, algunas tienen finales felices y otras no. Es una simple ecuación que abarca la aptitud de los actores, la dirección, el guión y, por supuesto, el azar, el destino, los hados… múltiples nombres para un mismo concepto.

Una de sus recreaciones más recurrentes era de él mismo descendiendo por una montaña nevada. Totalmente solo. En una pendiente suave pero sin fin, sentía el viento en sus mejillas, y dejaba que la nieve guiase su camino, que el aire atravesara su cuerpo llenándole de vida. Estaba solo, aunque no echaba en falta a nadie. Simplemente se dejaba llevar montaña abajo y, a la vez, sentía como su mente ascendía. Estaba por encima de cualquier tipo de problema, sus pulmones se hinchaban de júbilo y el corazón le latía como si estuviese enamorado y fuese correspondido. Sobrevolaba valles, ríos, ciudades y bosques interminables. Recorriendo todos los lugares por los que había pasado, respirando libertad, sintiendo que no había problema que pudiera detenerle, era superior a todo eso, estaba por encima.

El descenso no era duro, pese a que volviera a la realidad una vez despierto. Una sensación de paz le embargaba y las preocupaciones ocupaban una parte ínfima en su cerebro. Ya volverían a desquiciarle cuando pasara el efecto de esta droga. Ahora esos problemas no podían nada contra él. Estaba muy lejos. Nadie podría intentar siquiera acercarse a él.

Ahora descansaba. Tras la ascensión llegaba el descenso, pero mientras tanto disfrutaba de su caída libre, no tenía miedo por golpearse contra el suelo. Se levantaría, no era la primera vez.

My bike- Sexy Sadie
It´s Beautiful it´s love, 1998. Subterfuge.

Letra: http://www.letras.com/s/sexy_sadie/it%5C_s_beautiful_it%5C_s_love_/My_Bike.html

lunes, 2 de junio de 2008

4. La noche

Era consciente de que le gustaba la noche. Le sentaba mejor que el día. Sabía que la luna era su aliada, no huía del sol, pero el brillo de la dama blanca era algo demasiado atractivo para alguien como él. Su carácter era una completa contradicción: criticaba todo lo que rodeaba a la noche y defendía la virtud, pero le gustaba perderse en la oscuridad y recorrer las sendas de lo prohibido y lo divino deteniéndose en las paradas que le resultaran más seductoras. Defendía la libertad y el espacio vital, pero se ahogaba cuando las fronteras se ampliaban y se veían difusas. No es que necesitara a alguien, pero inventaba cenas con rosas y noches estrelladas para distraer su espíritu.

Cuando las luces de la ciudad se encendían y las sombras buscaban su sitio, salía a buscar la complicidad de la luna. Ésta dejaba que le acompañase y paseaban entre bulevares, plazas y rincones donde la gente disfrutaba de los placeres que parecían vetados durante la dictadura del astro dorado. Sólo se separaban cuando se internaba en alguno de esos bares en los que la iluminación disimulaba cualquier defecto, donde buscaba distraerse, encontrar una buena conversación o conocer a un alma que quisiera ser su gemela aunque fuera por algunas horas. No era un hombre de una sola mujer, no soportaba las relaciones largas, aunque siempre buscaba a la persona perfecta. Ese era su problema.

Salió de uno de esos antros acompañado por alguien que también buscaba una tirita para esas heridas que no se aprecian a simple vista. Llegaron a un cruce que le recordaba a otras calles y su inconsciencia empezó a tomar el control. Recordaba. Ahora empezaba a distinguir con claridad las farolas, una ventana, aquella esquina... Todo cobró sentido, ella avanzaba delante de él, pero su pelo había cambiado, ahora eran un conjunto de mechones rizados que se retorcían alocadamente. Recordaba. Tal vez fuera una noche de febrero, solo le venía a su cabeza el frío, frío que se convertía en una excusa para alcanzarla, para besarla, para estrecharla entre sus brazos. Recordaba. Los dos jadeaban y se acariciaban sin pudor ya que ningún testigo, excepto su eterna compañera, les contemplaban. Sólo pensaba en fundirse con ella, y ella le correspondía a veces cariñosa, a veces con una mirada de pasión que sus ojos azules convertían en algo delicioso. Recordaba. Había amado. Y por alguna razón le dolía.

Abrió los ojos, estaba paralizado y sudaba como si se hubiera despertado de una pesadilla. Ella le miraba extrañada sin hablar. Hizo un gesto y siguieron andando. Esa noche no dormiría solo, pero sin embargo sabía que se despertaría con una sensación de soledad. Un vacío que se llenaría en algún momento, pero no en éste. No le importaba. Sólo estaban él y ella. Irían a cualquier sitio.



Nada Surf – Hi-Speed Soul
Let Go, EMI (2003)

Letra: http://www.azlyrics.com/lyrics/nadasurf/hispeedsoul.html

martes, 27 de mayo de 2008

3. Contexto

El interior de cada persona es un mundo. Regido por sus propias leyes, en las que no siempre el que manda es el dueño del cuerpo. De hecho quizá el cuerpo sea el dueño del alma, por lo menos sabemos que es su carcelero. No me refiero al cuerpo como un todo sino al conjunto de partes que lo forman. Todo es divisible, todo es parte y todo es todo. Esto explicaría en parte los viajes que ya formaban parte de su vida -si es que era su vida y no la los átomos que formaban todo su cuerpo- y que le dirigían de una manera que él desconocía.

Una brisa fresca le despertó de sus reflexiones. El suelo era mullido, no los duros trozos de barro cocido que esperaba encontrarse. Un aroma a frescor, tomillo y paz le rodeaba. Estaba amaneciendo, no había apenas luz para situarse pero él no hubiera necesitado abrir los ojos para saber donde se encontraba. Ya había estado allí muchas veces. No tenía mucho sentido, ya que dentro de sus habilidades no se encontraba el realizar un viaje de cientos de kilómetros teletransportándose, pero el caso es que estaba allí. Disfrutó de un momento de paz, alejado de sus preocupaciones, ya que era lo que siempre hacía cuando iba a ese lugar de manera consciente, una razón más si además por alguna causa que todavía no alcanzaba a adivinar se encontraba allí.

El agua corría por el arroyo, lo hacía durante muy pocos meses, e incluso algunos años ni siquiera lo hacía, pero estábamos en marzo y las nieves del invierno todavía servían para alimentar la corriente. Era curioso que casi ni recordara qué verano fue el último que mojó sus pies en este río. También resultaba lógico, crecía y el río se había quedado pequeño para alguien de su edad, pero aunque no llevara agua, él siempre iba a visitarlo cada vez que volvía a la comarca.

Cogió aire y se recostó, todavía tenía sueño. Cuando abrió los ojos estaba en su habitación. Todo seguía igual, pero era un día más tarde. Amanecía entre rascacielos.

Tenía puesta la misma ropa de ayer, pero la parte de atrás de su camiseta estaba manchada de polvo naranja y mojada por el rocío, además, un olor a tomillo perfumaba la habitación. Había estado allí. En todas partes. Y una vez más todo era como una imagen onírica.

Después las dos experiencias vividas la noche anterior se sentía mucho mejor. Había recordado el origen de la última cicatriz de su corazón y había sentido la llamada de un amigo. Ese amigo no era humano, cosa que no le importaba, pues nunca había tenido especial cariño por la raza a la que pertenecía. Ese amigo no respondía, pero sabía escuchar y reconfortar. Ese amigo esperaba su visita. Hacía mucho tiempo que no compartían unos momentos juntos y por eso le había llamado. Él pensaba responder pronto a su llamada y estar plenamente consciente.


Contexto – Nueva Vulcano
Juego Entrópico, 2005. Bcore
Instrumental